Eres perfecta y lo digo aún sin conocerte, me atrevo a decirlo a pesar de no saber las decisiones que tomas respecto a la crianza que eliges darle a tu bebé.
No existe un manual sobre cómo ser madre, no hay clases, cursos ni libros que nos digan cómo salir adelante con nuestros hijos y sin embargo lo hacemos al despertar cada día después de una noche difícil por cuidar a ese bebé enfermo, al salir a trabajar por jornadas largas y pesadas, así mismo, salimos adelante al educar y criar a nuestros hijos ya sea solas, acompañadas o mal acompañadas, incluso dejando pasar nuestras propias necesidades para procurar que nuestros hijos coman, duerman y crezcan sanos, además cocinamos, lavamos, planchamos, arrullamos y a pesar de todas las actividades que hacemos en el día con día, siempre nos queda un poquito de tiempo para jugar y reír con nuestros hijos. Así que ahora te lo pregunto, ¿de verdad crees que no eres la madre perfecta para esa criatura? LO ERES y que nunca te hagan dudar de ello.
Nadie conoce mejor a tu bebé que tú misma, tú sabes ayudarlo a controlar sus emociones, sabes cómo enseñarle a comunicarse con el mundo, sabes cuáles son sus necesidades y las atiendes con amor, eso es lo que realmente importa.
No nacemos sabiendo cómo ser madres, pero sí nacemos con ese instinto de amor y protección que nos acompaña día con día para criar a nuestros hijos, para crecer a su lado; más que enseñarles a ellos, nuestros hijos nos enseñan a ser madres.
La verdadera perfección en la maternidad es el saber levantarse después de haberse caído, es el entender la lección que te deja el haberte equivocado, el aprender a tener paciencia y tener la fuerza suficiente para enfrentar de la mejor manera aquello que se te atraviesa, es el caminar de manera cautelosa y perspicaz sabiendo que detrás de ti está ese pequeño siguiendo tus pasos.
Escribo esto porque en ocasiones dudamos de nuestra capacidad como madres, nos enojamos con nosotras mismas cuando no tenemos el control de todas las cosas. Nos castigamos al pensar que la prima, hermana o amiga, lo hace mejor que nosotras, pero la cosa es que siempre queremos lo mejor para nuestros hijos y por eso es normal sentir en ocasiones que aún nos falta dar un poquito más de nosotras. Lo que quiero que te quede claro y nunca olvides, es que lo estás haciendo bien, en ti está todo lo que ese bebé necesita para vivir, así somos las madres, perfectamente imperfectas para nuestros hijos.
Gracias.
Foto: Cristy Civallero